Tengo algunos años de dedicarme a crear estrategias y operar en beneficio de marcas u organizaciones en el ámbito de la comunicación, principalmente externa. Debo compartir que, como es natural, la mayoría de los clientes lo que espera al final del día es ampliar sus márgenes de ganancia. Contratan agencias con el fin de lograr ese objetivo, pero el trabajo del RP tiene varias aristas. Por un lado, ofrece su experiencia, su capacidad para generar contactos en prensa, para lograr posicionar el nombre de su cliente, entre otras acciones como buscar patrocinios o enlaces con algunos contactos de valor. El trabajo no es sencillo.
En un mundo ideal, el RP se nutre y colabora con el área de marketing de la organización. Cimenta, fortalece y amplía sus acciones y ayuda a lograr que una estrategia de 360 grados tenga como efecto no sólo ubicar a una marca en un mercado, sino también a generar negocio para todos. Esto también tiene que ver con los objetivos del cliente en cuestión, con su competencia y con el estado contextual de cosas, pero el éxito del RP no es en solitario, tiene que ver con todo a la vez. Si un cliente desea tener éxito en su estrategia, debe comprender que un RP es parte de una cadena de acciones del que forma parte como un valioso eslabón.
Sin embargo, cuando no existe esa cadena de valor, la cosa se pone más difícil para el ejecutivo, pues éste deberá trabajar con lo que tiene, algo muy común en México donde la mayoría de las empresas son Pymes. El trabajo así se vuelve un reto. Buscar las ventajas competitivas en donde no existen y lograr metas del cliente por una iguala, puede resultar en un desgaste entre la agencia de Rp y el mismo cliente. El cliente debe tener conciencia de que al ofrecer un producto o servicio, éste debe ofrecer algo a su mercado, un valor extra que impulse el interés. El RP deberá ejecutar estrategias para lograr que ésa ventaja se note, se vea y se aplauda. Pero si el cliente no ofrece un extra pero exige de su agencia resultados, el futuro de la relación entre ambas compañías estará sellado. Así es la realidad.
Los periodistas desean novedad, tienen hambre de contar historias distintas y los clientes de las agencias deben colaborar con ello. Porque sacar «la nota» donde no hay nada, sólo generará disgusto y pérdidas económicas mayores. El reto del RP será entonces cultivar al cliente para que éste comprenda el valor del trabajo que se realiza, mientras que sus acciones ejecutivas marchan en armonía con las estrategias y objetivos de la marca. Sin algo en este círculo no camina, todos habremos perdido. Pienso.
